.

.

18 diciembre, 2013

Me apetece

Hoy me apetece. Sí. Me apetece. Me apetece escribir. Escribirte y que lo leas. Que lo leas y sonrías al volverlo a leer. Sí. No pido nada más. Ni pido ni quiero nada más; solo hacerte sonreír, solo hacerte feliz. Solo mirarte y que me entiendas, besarte y que lo sientas, tenerte y que me tengas, y quererte. Y querernos hasta gastarnos, hasta quemarnos y derretirnos y volvernos a construir. Que tus caidas solo sean en nuestra cama de uno para dos, y que las mías sean consecuencia de tu desesperación cuando me vuelvo insoportable, ya me entiendes. Quiero... Quiero tantas cosas, y no se me ocurre ninguna en la que tu no formes parte, porque no. Ya no. Ya no quiero nada sin ti.
¿Si tú saltas yo salto? Si tú saltas yo me tiro de cabeza. ¿Cuántas veces se oyen esas cosas? Y ¿cuántas veces se dicen sinceramente? Sinceramente y desde el corazón. Desde lo más adentro de mi cuerpo, desde eso que corre por mis venas que ya no es sangre, es veneno. El veneno que me inyectaste y que en vez de matarme me hace más fuerte. Más fuerte y mejor persona. Sí. Tú. Tú y solo tú consigues este efecto, este sentimiento, estas inmensas ganas de tenerte cerca, de sentir que lo necesito, que te necesito. Y es que lo hago. A cada minuto y segundo del día, del mes y del año. Y así será el resto de mi vida. Sí. No te creas que lo digo sin sentirlo, porque no soy yo quien escribe, sino la unión de mi cabeza y mi corazón; que mientras una te piensa, el otro te siente, y el resultado ya lo ves. Yo. Mirándote con esta cara que tengo, con estos ojos que no quieren ver más hayá de los tuyos. Con esta boca que solo pide guerra y paz contra la tuya. Con estas manos que solas van a enredarse en tu pelo. 
Hoy me apetece. Sí. Me apetece. Me apetece escribir. Escribirte y que lo leas. Que lo leas y sonrías al volverlo a leer. Sí. No pido nada más. Ni pido ni quiero nada más; solo hacerte sonreír, solo hacerte feliz. Solo mirarte y que me entiendas, besarte y que lo sientas, tenerte y que me tengas, y quererte. Quererte a morir por siempre.

15 diciembre, 2013

NADA

Parques, barrios, calles, bares, centros comerciales, dados de la mano. Y la vida entera que me pasaría agarrada a ti, sin soltarte ni para agarrarte mejor.
Para ganar hay que arriesgar, es lo que dicen, y arriesgué, y arriesgaste, y arriesgamos los dos intentándolo y nos salió bien, sino míranos. Y ahora, llámame cobarde si quieres pero, yo no arriesgo más. No me juego perderte por nada ni nadie. No me juego soltarte, ni dejar que te alejes. No me juego más besos en duda, ni más palabras corazadas. No me juego no ser yo, ni me juego no ser tuya. No me juego un solo momento sin una sonrisa tuya. No te cambio por nada, y que quien arriesga no gana, pero dime qué más tengo que ganar...

Después de ti no hay nada, pero antes tampoco

Cuántas veces me prometí que no volvería a caer y volví a hacerlo...
Joder. Que no hay día que no pase y acabe con agujetas en las mandívulas de tanto sonreír. Que aunque lo parezca no es fácil hacer sonreír a la gente de esa manera en que él lo hace. ¿Por qué? Pues por el simple hecho de que no hay nadie como él. Tan adorable, tan dulce, tan divertido, tan especial... Nadie. No hay nadie como él. Y que sí, que últimamente parece muy fácil decir te quiero e inventar sentimientos que la gente cree tener pero que en realidad no tienen ni idea de lo que es sentir un te quiero de verdad.
Poca gente podrá mirar a los ojos a la otra persona y leerle el pensamiento o transmitirle lo que uno mismo piensa y siente. Joder, que no sé ni como no se me sale el corazón por la cada vez que me toca, que me roza. O como puedo sobrevivir a cada beso sin que las mariposas me destrocen el estómago. Que me tiemblan las piernas cada vez que me sonríe. Que me pierdo en su mirada y nadie es capaz de encontrarme. Que me tiene atrapada en sus manos por sus caricias, en sus sábanas por las mañanas y por las noches. En él.
Que a estas alturas el resto del mundo me da igual. Ya... ¿qué más tengo que buscar? ¿Qué más pretendo encontrar? No necesito nada ni nadie más. Todo lo que un día imaginé ser capaz de tener, todo lo que soñé, lo que quise, lo que esperé, TODO, todo lo que forma parte de él es todo lo que necesito.
Venga que sí, que ahora todo el mundo os folla a sonrisas y todos tenéis ganas de echarnos polvos, pero me juego el cuello a que en vuestra puta vida os van a hacer sonreír con y sin la ropa puesta de la misma manera. A que en vuestra vida os van a haceros sentir tan especiales y únicos, que nadie os va a dar la seguridad de un futuro de los de verdad, de los que se cumplen, y no de esos que se prometen y al final se van con el viento, o con el tiempo, qué más da. Sí no vais a vivir lo que estoy viviendo yo con él, lo que estamos viviendo los dos. Que es la historia más bonita de todos los tiempos, de ahora y de siempre. Porque como él y yo no habrá nadie que luche por enamorarse día a día, el uno al otro. Por hacer realidad esa promesa que los dos siempre quisimos hacer, y siempre quisimos cumplir. Y ¿sabes qué? Que una vida se me queda corta para demostrarlo.

30 noviembre, 2013

Pocas cosas son las que se valoran...

El tiempo pasa, como las personas por tu vida. Pero esque hay algunas que vienen y se van, y otras que vienen y se quedan para siempre.
Lo sé, lo sé. Quién lo diría. Quién nos hubiera imaginado juntos en la misma cama. Quién nos hubiera visualizado en un beso. Ni nosotros mismos nos hubieramos imaginado juntos de la mano por las calles de la ciudad. Enrredándonos bajo tus sábanas, fundiéndonos en uno. Dandonos más prioridad de la que ya poseíamos el uno del otro.
Mío.
Quién se hubiera imaginado que te entregaras a mí. Que te declararan culpable del abuso que haces de mis sonrisas. Ni tú sabías la facilidad que tienes para conseguir hacer que sonría, ni yo sabía que iba a convertirse en algo imprescindible. Como tú.
Me he acostumbrado a ti. A tus sábanas, a tu voz, a tus buenos días, a tus paseos, a tus planes, a tu cama... Puede que pronto, pero te has convertido en el día a día que quiero seguir viviendo, ahora y siempre.
Pronto, sí. Digo pronto, porque es poco lo que he tardado en darme cuenta de que quiero que mi rutina se base en tu sonrisa, y es que no hay nada que valga más que tu sonrisa, pero esque tú, niño... Tú no tienes precio.

19 noviembre, 2013

Siempre tú, siempre en mí

No me hago a la idea de perderte, de haberte perdido. Tan dura, tan fuerte como tú eras..
Me consuela saber que, aunque lo único que me quede sea tu recuerdo, ahora yaces tranquila y contenta. Te lo he visto en la cara. Ya era tu turno de descanso. Tantos años luchando en contra de todo lo que llevabas encima, hasta el final has estado fuerte.
Yo quiero ser como tú. Tan valiente, tan tú como eras. Que cuando todo vaya mal y me pregunten qué tal estoy contestar: Estar estoy, que no es poco. Con la tranquilidad que transmitías.
Que no. Que no me puedo creer que ya no te vaya a ver más sentada en frente del televisor viendo las mismas telenovelas de siempre. Que no me puedo imaginar una mañana de reyes comiendo migas en tu casa sin que estés tú. Que no.
Que ya no me voy a poder burlar de tu nariz, ni voy a poder hacer nada que me haga estar cerca de ti. Pero sí contigo, y es recordarte cada día tal y como has sido. Valiente, luchadora, y cabezona. Muuuuuy cabezona.
Que te lo merecías. Te merecías este descanso como nadie. Y que no te preocupes por nosotros, que vamos a estar bien. Que ya has hecho todo lo que tenías y podías hacer, y nos has dado con un canto en los dientes con tu valentía. Ahora tranquila y disfruta, que aunque tú descanses en paz, tu recuerdo nunca va a dejar de dar guerra.

Y si..?

Los ojos como platos y los pies fríos. Tapada hasta los ojos y respiro aire caliente. Qué bien se está en la cama sino fuera porque no me apetece estar aquí.
Salir. ¿A qué? Ni yo lo sé. Quizá a despejarme, y de paso a perderme. A no escuchar voces que solo traen malas noticias, a no ver caras largas en cada esquina. Quizá sí, quizá. A deshacerme de mis penas, o a huir de ellas con ellas. A hacerme más daño. O a olvidarme del resto. O a cargarme más peso a la espalda, o a dudar de mí otra vez. O a gritar en un silencio creado por la soledad que busco y no encuentro. No sé. Quizá. Solo quizá. Puede que si yo me marcho, ella se quede.

17 noviembre, 2013

Dicen que solo hay que retroceder para coger carrerilla

Un año. ¿Cómo pueden cambiar tanto las cosas en un año? No puedes proponer planes a largo plazo porque no sabes con qué te va a sorprender esa persona que creías considerar amigo.
No sé. Es difícil ver lo que va a venir, no puedes tomar precauciones si eres una persona que te dejas llevar por los sentimientos. Sí, así soy yo. Si me apetece darte un abrazo te lo doy, pero me costará decirte que te quiero. Quizá porque siempre que he querido hacerlo me he llevado una mala respuesta.
Pero al final aprendes. Aunque sea difícil, aprendes a ser cauto con las personas, y aunque a veces te confíes demasiado y te confundas, poco a poco aprendes.
Y a día de hoy, echo la vista atrás y por un lado solo veo desastres y falsos momentos que creí que fueron verdad. Echo la vista atrás y veo terreno pisado, ocupado y completo de experiencias que quizá si no las hubiera vivido ahora no estaría donde estoy. Y aunque no sea en lo más alto, orgullosa me siento del lugar que ocupo, en vuestra vida, y en la mía propia.
Popósitos miles por tener y objetivos por cumplir otros mil. Por eso estoy aquí. Para seguir avanzando. Para que la próxima vez que eche la vista atrás haya más experiencias de las que hubo ayer, más falsedad pisada, dejada atrás. Tengo que seguir avanzando, sin parar. Si me caigo, pues no queda más cojones que levantarse, y si me tropiezo pues, me haré daño, pero aprenderé para la próxima.
Y ahora, desde que has llegado tú y me acompañas en el día a día, fuerzas no me faltan, ganas tampoco. Que contigo todo es tan fácil que la única carrerilla que tengo que coger es la que utilice para subirme a tu espalda. Porque ya no temo. Porque gracias a ti ya no temo a nada. A nada más que a que te marches.

07 noviembre, 2013

Quién eres tú y qué has hecho conmigo

Llegas y pones mi vida patas arriba, o quién sabe si ya estaba antes así. La cosa es que desde que estás cerca de mí todo es diferente.
Tiempo. Ya sé que no crees en los 'para siempre', pero yo puedo demostrarte que existen.Lo sé, es mucho tiempo, pero ¿y qué?¿Para qué voy a querer mi tiempo si no es para pasarlo contigo?
Besos. Infinitos besos. Robados, prestados y compartidos. Todos los que quieras. Ya te pertenecen. Mis labios han dicho que no quieren otros que no sean los tuyos.
Rutina. Sí, vale. ¿A quién le gusta la rutina? Pero si es contigo.. ¿a quién no?
Promesas. ¿De verdad son necesarias? ¿Para qué? Yo para ti, tú para mí; no hay más.
Sonrisas. Días, tardes y noches sonriendo por y para ti. Por ti; por ser el culpable de que esté más tiempo visible que oculta. Para ti; porque no te mereces menos.

En fin.. Son pocas de las tantas cosas que estás haciendo más tuyas que mías. ¿Por qué? Pregúntatelo a ti mismo; al tiempo que me dedicas, a los besos que me das, a la rutina que me ofreces, a las promesas que mantienes y a las sonrisas que provocas.

03 octubre, 2013

Ya me pesa tu recuerdo

El tiempo es la mejor medicina a estas enfermedades llamadas problemas, o eso dicen. Quién sabe lo que nos depara el futuro, quién sabe qué es lo que va a pasar. Ni tú, ni yo, ni nadie.
Dicen que hay que quedarse con el bonito recuerdo y alegrarse de lo bueno que queda, pero esque lo estás intoxicando todo. Estás pudriendo tu propio recuerdo. Es normal que a estas alturas no sientas todo lo que un día me dijiste, pero no entiendo a qué se debe el que todo lo bueno que sentiste ahora se haya transformado en rencor y odio. Así que no sé.. Todo depende de ti, como siempre, pero esta vez elijo yo si seguirte el juego o no, y si te sienta mal pues.. Perdona, pero esque no fui yo quién la cagó.

22 agosto, 2013

Donde hubo fuego...

Ahora lo pienso, sí. No te veo y todo se hace más fácil. Lejos de tu sonrisa, de tu mirada, de tu olor, de ti.
¿Recuerdas esas mariposas que revoloteaban en el estómago de cada uno cuando todo empezó? Te ocupaban todo el espacio y te quitaban el hambre de comida pero aumentaba el hambre de ti. Pues, ¿sabes? Esas mariposas no se han ido. Se han quedado aquí, con tu recuerdo. Con las ganas de tenerte cerca. Con la costumbre de besarte nada más verte. Con la manía de perder el control cuando te acercas. Con la sensación de vacío que solo tú llenabas.
Perdida. Sí, así estoy. Perdida en recuerdos. Perdida en momentos y situaciones de las que solo he podido salir contigo. Perdida en esas sonrisas que me regalabas, en esos besos que sabían a vida. En esos abrazos que me vaciaban de penas y me llenaban de fuerza. En esos instantes en los que se me paraba el corazón cuando dejabas de sonreír para hacerme rabiar. En todas las vueltas que he dado en tu cama revolviendo las sábanas mientras me matabas a cosquillas y carcajadas. Estoy perdida, sí. Sin ti estoy perdida.
No me enseñaste el camino, pero lo recorriste conmigo, y al fin y al cabo era lo único que quería. No separarme de ti.
Dos personas que se quieren no tienen el deber de estar juntos, y eso nos ha pasado. Estábamos locos el uno por el otro, pero la locura nos sobrepasó, y se nos apagó el amor.
Pero no voy a perder la esperanza, porque donde hubo fuego, aun quedan cenizas, y aunque las cenizas no prendan, nunca es tarde para encender un fuego nuevo.

15 agosto, 2013

Cara cara, y pasando de largo

Te llenó de sonrisas, te regaló sus miradas, te dedicó sus palabras, te devolvió la ilusión. Te prometió sueños, te propuso futuro.
Te quitó los obstáculos, te añadió deseos, te borro las lágrimas. Te tomó la mano, te guió, te llevó, te levantó.
Brindó por ti, por vosotros. Defendió lo indefendible. Te protegió, te arropó. Te adoró, te abrazó, te besó y te cuidó. Te lo dió todo; te quiso.
Invertió su tiempo y esfuerzo en ti, y ahora te ve, pero no te mira. Os cruzais cara a cara, pero te da la espalda.

14 agosto, 2013

Comprender lo incomprensible

Días en los que te levantas y lo único que quieres es volverte a dormir. Veces en las que sientes que, de repente, sin saber por qué, estás solo. Momentos en los que prefieres hundirte en tu propia soledad, pero a la vez necesitas compañía. Situaciones que no provocas, pero te ves involucrado en ellas. Noches en las que las lágrimas florecen sin esfuerzo alguno. Sonrisas ahogadas en llanto. Deseos perdidos en la oscuridad de tu habitación. Sensaciones amargas con las que compartes almohada. Silencios perdidos entre carcajadas de los demás.
Tu autoestima vaguea entre callejones sin salida y te encierra en un círculo vicioso. La niebla de tu vida ha borrado el brillo de tus ojos, y tu corazón no late con tantas ganas.
Hacía tiempo que no te sentías así.
Podrías someterte a una línea imaginaria que limitara tus deseos en la realidad. De hecho, es lo que haces. Y en vez de enfrentarte e intentar borrarla de tu mente, cada vez la marcas más fuerte, hasta que te es imposible sobrepasarla. Te rindes. Te sientas, agachas la cabeza y suspiras. Qué vida más puta, ¿no?
Pero mira, aquí sigues, aguantando lo que te echen. Tragando y tragando. Llenando tu vida de malos ratos, viendo el vaso medio vacío, en vez de medio lleno.
Y bueno, aquí estoy yo; comprendiendo lo incomprensible.

11 mayo, 2013

No puedo más

Esta noche solo me apetece salir, ¿sabes? Salir y no volver en un tiempo. No hablo de salir de fiesta, no. Hablo de salir de aquí. De esta puta vida entre rejas imaginarias que no me dejan moverme a dónde y cómo yo quiero. Estoy harta, ya. Harta de que nunca salgan bien las cosas, harta de que cuando parece que todo va perfecto, por una cosa o por otra se vaya todo a la mierda, y sin saber por qué.
Nadie sabe, nadie tiene ni idea de lo que estoy hablando, pero como dijo Kurt Cobain, "si mi sonrisa mostrara el fondo de mi alma, mucha gente al verme sonreír lloraría conmigo".

Y no, no habrá quién entienda esto, porque nadie lo ha vivido así. Soy débil y fuerte, el problema es que utilizo la fuerza en cosas que creo que es necesario, y cuando realmente la necesito, ya no me queda.

La vida es como fumarse un porro

Cuando naces no tienes ni idea de nada. No sabes como tienes que vivir, ni como se hacen las cosas. Poco a poco aprendes, y cada vez te salen mejor. Una vez ya que has conseguido saber de qué forma puedes hacer bien las cosas es cuando empieza la bueno...
La primera calada te entra hasta dentro y la disfrutas como nada. Buen sabor, te sientes bien, porque no sabes lo que va a venir después. La segunda la inspiras de tal manera que sientes como se mete en tu cuerpo y empiezas a volar. Cuando le das la tercera calada empiezas a notar como se consume, y que cada vez falta menos para que se acabe. Cada vez se consume más, hasta que ves que poco a poco estás llegando a la cartaja, pero sigues dándole. Es entonces cuando empiezas a pensar en cómo empezó todo. En cómo aprendiste a hacerlo, en lo rico que te había sabido la primera calada... Hasta que empieza a rascar y vuelves al presente. Hasta que te deja un sabor amargo, hasta que empieza a quemar, y antes de tirarlo al suelo y pisarlo, ya quieres volver a liarte otro para volver a empezar.

Yo no voy a pedirte que te quedes si no quieres

Nacimos con libertad de expresión, aunque a veces nos la intenten limitar. Puede que me callen la boca y no pueda decir lo que siento, pero no por eso mi corazón va a dejar de sentir.
Déjame, ¿vale? Déjame decirte que desde que has llegado a mi vida lo único que has hecho es matarme a sonrisas y carcajadas. Déjame decirte que desde que estamos juntos es todo mejor. Déjame contarte que ahora para mí lo eres todo. ¿Quién me lo iba a decir, verdad? Ni yo me lo esperaba, pero bueno... Me he enamorado, ¿qué le voy a hacer? Ahora eres tú o ninguno.

01 abril, 2013

Me has cambiado la vida

¿Sabes esos días en los que te levantas con el pie izquierdo? Que al salir de la habitación te chocas con la esquina de la puerta. Que cuando vas a desayunar no hay magdalenas y el colacao se te cae encima. Que por cambiarte pierdes el autobús y te cierran la puerta en las narices por haber llegado dos minutos tarde. ¿Conoces esos días? En los que nada más levantarte ya tienes ganas de volver a meterte en la cama, ¿los conoces? Pues esos son mis días. Todos los días es así. TODOS. Una mierda, ¿no? Pero.. Un día, cambiaron de repente. Dejaron de ser tan asquerosos.. ¿Por qué? Pues porque esos días que me levantaba con el pie izquierdo miraba primero y apoyaba el derecho. Porque las hostias contra las puertas y los muebles han dejado de ser en mi casa para ser en la tuya. Porque cuando voy a desayunar y no hay magdalenas, salgo a buscarte para comerte a ti, y el colacao para ti, que sé que te gusta. Que en vez de cambiarme yo de ropa te cambias tú, de pantalones y sudaderas.. Y si llego tarde al autobús apareces tú para acompañarme a cualquier sitio, andando, o en coche. ¿Qué más dará, no? En coche vamos más lejos, pero también me gusta agarrarte de la mano. Y sigo deseando que vuelva a ser la noche, para dormir, pero contigo, o para soñarte conmigo.
Ya ves, ¿no? Lo que puede cambiar una persona tu vida.. Y tú además de cambiarla, te has convertido en ella. Y aunque ya lo sabías, a veces parece que se te olvida..

13 marzo, 2013

A veces sí, a veces no

¿Cuesta entender las situaciones, o cuesta intentar entenderlas?
Busca dentro de ti la respuesta. La respuesta de esa pregunta que te persigue día y noche. Puede que sea más fácil de lo que crees. Que lo único que tengas que hacer sea esperar y que llegue sola. Meterte en tu habitación, tumbarte en la cama, escuchar música, aislarte del mundo, evadirte en el tuyo y dejar que fluya; que fluya la magia, que fluyan los recuerdos, las sonrisas. Que tu corazón vaya al compás de la música que escuches, o que se te pare cuando llega esa que tanto significa y tanto dice de ti. 

29 enero, 2013

Escribiéndote me siento mejor

Y que si algún día piensas que esto no fue verdad, que sepas que es lo más sincero que he vivido. Que mi vida, mis ganas y mi fuerza caben en metro ochenta, y en un par de centímetros más que son los de tu cresta. 
Que escribo a mano, y dejo los bosques sin árboles y al mundo sin tinta, porque si por mi fuera enganchada al bolígrafo me quedaba de por vida. 

Dime: ¿Te gusta que te escriba? A mi me gusta escribirte. Contarte lo que por palabras no soy capaz de decirte pero realmente siento. Siento, claro que siento, una púa que se clava más y más cada vez que quiero hablarte y no lo hago. Y cuando esa púa llega al tope, entonces es cuando sale disparada por mi boca a tus oídos convirtiéndose en un te quiero. Tan simple y tan sincero como todo lo que siento, como todo lo que te cuento. 
                      

Te miro, asiento y sonrío. Y así me pasaría cada tarde de mi vida, que eres tú. Escuchándote hablar, descubriendo partes de ti, observando tus gestos, captando tus miradas, aprendiendo algo nuevo, quedándome con cara de idiota mirándote. Porque te escucho y a veces me pierdo. Me pierdo en mi mente pensando en tus besos y caricias. En todo lo que dices que sientes y en lo que me haces sentir.
Y a todo esto solo viene que lo sepas, y que si algún día dudas de que esto fue verdad, que sepas que es lo más sincero que he vivido.

27 enero, 2013

¿Pensar? Si eso otro día

Hoy, de esos días que preferirías que no tuviera noche. Más que nada por no cerrar los ojos y ver en modo película todo lo que está pasando.

Qué pereza me da ponerme a buscar soluciones, respuestas a preguntas que ni siquiera yo me hago. Encontrar el sentido a este tipo de situaciones, o a esas reacciones. A las palabras que salen de tu boca o a las letras que bailan en mi cabeza vacilando a mi tranquilidad.
Que no, que lo siento mucho, pero hoy no me apetece ni pensar. Así que hoy no esperes mucho de mí porque me voy a tomar un día sabático a mis problemas. Hasta otra.