.

.

29 enero, 2013

Escribiéndote me siento mejor

Y que si algún día piensas que esto no fue verdad, que sepas que es lo más sincero que he vivido. Que mi vida, mis ganas y mi fuerza caben en metro ochenta, y en un par de centímetros más que son los de tu cresta. 
Que escribo a mano, y dejo los bosques sin árboles y al mundo sin tinta, porque si por mi fuera enganchada al bolígrafo me quedaba de por vida. 

Dime: ¿Te gusta que te escriba? A mi me gusta escribirte. Contarte lo que por palabras no soy capaz de decirte pero realmente siento. Siento, claro que siento, una púa que se clava más y más cada vez que quiero hablarte y no lo hago. Y cuando esa púa llega al tope, entonces es cuando sale disparada por mi boca a tus oídos convirtiéndose en un te quiero. Tan simple y tan sincero como todo lo que siento, como todo lo que te cuento. 
                      

Te miro, asiento y sonrío. Y así me pasaría cada tarde de mi vida, que eres tú. Escuchándote hablar, descubriendo partes de ti, observando tus gestos, captando tus miradas, aprendiendo algo nuevo, quedándome con cara de idiota mirándote. Porque te escucho y a veces me pierdo. Me pierdo en mi mente pensando en tus besos y caricias. En todo lo que dices que sientes y en lo que me haces sentir.
Y a todo esto solo viene que lo sepas, y que si algún día dudas de que esto fue verdad, que sepas que es lo más sincero que he vivido.

27 enero, 2013

¿Pensar? Si eso otro día

Hoy, de esos días que preferirías que no tuviera noche. Más que nada por no cerrar los ojos y ver en modo película todo lo que está pasando.

Qué pereza me da ponerme a buscar soluciones, respuestas a preguntas que ni siquiera yo me hago. Encontrar el sentido a este tipo de situaciones, o a esas reacciones. A las palabras que salen de tu boca o a las letras que bailan en mi cabeza vacilando a mi tranquilidad.
Que no, que lo siento mucho, pero hoy no me apetece ni pensar. Así que hoy no esperes mucho de mí porque me voy a tomar un día sabático a mis problemas. Hasta otra.