Ahí estás, a la espera de recibir la misma sonrisa que tú me regalas. Siendo todo alcanzado por la luz de tu mirada. Quedándose todo pequeño por la inmensidad de tu corazón. Pareciéndome todo insuficiente por tu esencial compañía. Sintiéndome libre entre los límites del compromiso. Satisfaciéndome sin saberlo. Llenándome de sentimiento. Vaciándome de tristezas. Quitándome problemas. Enseñándome soluciones. Borrando malas pasadas. Ayudándome a tener nuevos recuerdos. Cumpliéndome todos mis deseos. Recordándome todas tus razones. Empujándome a nuevas experiencias. Abriéndome puertas. Dándome felicidad. Entregándome el mundo. Susurrándome palabras. Confesándome secretos. Prometiéndome momentos. Mirándome atento. Ahí estás.
Las calles oscuras, el sol triste, la luna negra, la vida muerta. El silencio callado, la esperanza perdida en sí misma. La soledad marginada. El fuego frío y el agua seca. Pero ahí estás. Siempre a la espera de recibir la misma sonrisa que tú me regalas.