.

.

21 enero, 2014

Tus ojos

Una batalla convertida en guerra en la que estoy destinada a perder, o a perderme. Se unen los dos contra mí en una mirada y me desarman dejándome indefensa frente a ti. Qué le voy a hacer, no hay nada que pueda hacer en contra de ellos, en contra de ti. Es como una inmensa fuerza que controla todos mis movimientos. ¿Sabes por qué? Porque para cuando me doy cuenta ya estoy sonriendo. Tú. Tu puta mirada. Me controla. Me mata y a la vez me llena de una manera que no puedes imaginar. ¿Sabes lo que es sentir que te caes de un precipicio? ¿Esa adrenalina que te sube por el cuerpo? ¿Esa que te hace sentir vivo? Entiéndelo. Es como hacer un backflip por primera vez. Un primer backflip por cada beso que me das. Es como cruzar el coche en una rotonda mojada y sentir que no lo controlas, que se te va. Que cuando te das cuenta ya has enderezado el coche con un contravolanteo. Pues eso es. Eso es mirarte. Eso es que me mires. Eso son tus ojos. Sentir que se me va de las manos cada vez que te acercas. Sentir que me pierdo cada vez que estás cerca. Una batalla perdida contra tu mirada. Una guerra que acaba en tu cama y en la que sea quién sea quién antes se pierda salimos ganando los dos. Ganando ganas el uno del otro. Perdiendo el juicio y la noción del tiempo. Siendo nosotros mismos.
Yo sigo bajo el control de tus ojos, tú sigues ganando la batalla. Yo sigo perdiéndome en ti. Tú sigues encontrándome, allí donde siempre me pierdo. En tus ojos, en tu mirada. En ti perdida. En ti entregada; en cuerpo y alma.