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01 febrero, 2012

Un día más, para la cuenta.

Camuflo en la música una tormenta creada a partir de una gota de lluvia. Miro hacia los lados, me hago pequeña, el mundo crece. No, no es cosa mía. Es la realidad. Yo me he quedado aquí, estancada, mientras el mundo avanza. Avanza sin contar los pasos que da, cosa que yo soy incapaz de hacer. Analizo y observo a cada paso lo que atrás se va quedando. Odio esta sensación. Es incómoda, agobiante, agotadora. Absorbe todo de mí, y no me deja nada a lo que agarrarme.
Intento olvidarme del presente, intento volver a ese mundo dónde él me llevaba, a ese lugar dónde no existe el tiempo; no hay presente, no hay pasado, no hay futuro. Solo hay las ganas de disfrutar de la compañía o de la soledad. Pero no. No es que no pueda, ni tampoco que no quiera. Es que es imposible. Y no es por mi. Sino por él. No, por él tampoco, porque él tampoco era consciente de lo feliz que me hacía. 
Que a mi alrededor hay gente, pero yo me siento sola. Que en mi cama hay felices recuerdos, pero yo me siento triste. Que mis pies caminan, pero no sé a dónde voy. Que las voces llegan a mi oídos, pero lo único que entiendo es la música. Lo único que ahora me importa. Lo que me lleva a otro mundo, no tan especial como el que él inventó, pero no menos importante para mí.
Soy fuerte, lo sé. Soy positiva, también lo sé. Pero también sé que las personas tienen un punto débil, que precisamente, es en el que ahora están hurgando. Removiendo, arañando, acariciando. Infectando y curando.
Porque al igual que hoy te pueden decir que sí, mañana te dicen que no.Y sí, yo dije que sí, pero ahora es que no, ahora es no. Pero calma, puede que vuelva a cambiar de opinión como tú hacías. ¿Hay algún problema? Espero que no. 
No te confundas, esto no es la moneda de cambio. No quiero pagar nada contigo, ni tampoco hacerte sentir mal. No, no. No quiero restregarte las veces que hayas podido meter la pata, o las palabras punzantes que me hayas podido clavar con frecuencia.
Esto no es venganza, esto es sentimiento. Eso que tú todavía no has llegado a sentir, por miedo a que te dominara. Quizá fue ese mi error...