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24 enero, 2014

De aquí al cielo

Dicen que cuando una persona ha sido buena a lo largo de su vida va al cielo por mucho que la entierren bajo tierra. Espero que allí estés, y que desde ahí arriba puedas ver que tu hueco aquí va a seguir siendo tuyo y solo tuyo.
Hoy es tu día; qué decirte... Tantas cosas me quedaron pendientes... Te has ido demasiado pronto.
Yo, lo único que pido es que estés donde estés sonrías; por ti, por mí, por mi madre, por tu hija, por todos. Lo único que espero es que descanses de todo lo que has tenido que arrastrar durante tanto tiempo. Quiero que, si es verdad eso de que desde arriba puedes vernos, que no lo dejes de hacer nunca. Quiero tener la certeza de que seas testigo de cada logro y de hacerte sentir orgullosa. Quiero que me acompañes en mis ratos de soledad. Que estés ahí cuando necesite mi espacio para apoyarme en ti sin verte. Quiero que celebres desde allí las cosas buenas y que sigas confiando en mi cuando las malas. Quiero que si alguna noche me cuesta dormir y miro al cielo para relajarme, luches contra las nubes y brilles en una estrella, o en todas, que no te mereces menos. Quiero que nos cuides, y que te cuides. Quiero que nos veas y te mires. Que si yo estoy aquí, parte es gracias a ti. Y hablando de gracias, te debo unas cuantas: por tener siempre cacahuetes en el segundo cajón de la cocina, por esos bocadillos de nocilla caseros, por esos patucos y camisones echos a mano y con el cariño más grande; el tuyo. Pero sobre todo, gracias por darme la madre que me has dado. Estoy segura de que estarás orgullosa de ella, ella de ti también lo está. Y yo de ti, por toda esa fuerza y valentía que has demostrado siempre. 
Solo quiero que sepas que te echo de menos aquí abajo, y que por muy arriba que estés nunca vas a estar lo suficientemente lejos como para que te olvide. Espero que tú tampoco lo hagas. Te quiero, abuela.

22 enero, 2014

Ayer tenía tu hombro, hoy solo me queda recordarlo

A veces se van. Esas personas que fueron importantes para ti, se van. Porque quieren o sin querer. Sabiéndolo o sin saber, pero se van.
Ayer tenías su hombro y hoy te queda el recuerdo de aquello que llamábamos amistad. Te quedan los momentos en los que tu tiempo fue suyo y el suyo tuyo. Te quedan recuerdos que viven desde entonces en tu cabeza. Si me hundí, me enseñó a nadar. Si me senté, me hizo correr. Si lloré, me hizo reír. Si me rendí, me hizo luchar. Si perdí, me enseñó a ganar. Si fui, vino. Si pedí, me dio. Si le di, me devolvió. Si estuve, estuvo. Si me perdí, no me buscó, me encontró.
Los hay quien se van porque en cierto modo los echas, pero esos solo duelen al principio. Sin embargo, aquellos que se alejan poco a poco. Esos que parece que arrastran con ellos todo lo vivido, y que cada día que pasa es "un metro de distancia". Esos. Los que, aunque desaparecieron poco a poco, parece que te lo arrancaron de un día para otro. Esos son los que no dejan nunca de doler.
Y lo que más duele es no saber cuál es la razón, o saberla, o creer saberla y confundirte. ¿Qué nos faltó? A ti te faltaron las ganas, y yo perdí el interés. O eso pareciste demostrar, o eso quise creer; yo ya no sé.

21 enero, 2014

Tus ojos

Una batalla convertida en guerra en la que estoy destinada a perder, o a perderme. Se unen los dos contra mí en una mirada y me desarman dejándome indefensa frente a ti. Qué le voy a hacer, no hay nada que pueda hacer en contra de ellos, en contra de ti. Es como una inmensa fuerza que controla todos mis movimientos. ¿Sabes por qué? Porque para cuando me doy cuenta ya estoy sonriendo. Tú. Tu puta mirada. Me controla. Me mata y a la vez me llena de una manera que no puedes imaginar. ¿Sabes lo que es sentir que te caes de un precipicio? ¿Esa adrenalina que te sube por el cuerpo? ¿Esa que te hace sentir vivo? Entiéndelo. Es como hacer un backflip por primera vez. Un primer backflip por cada beso que me das. Es como cruzar el coche en una rotonda mojada y sentir que no lo controlas, que se te va. Que cuando te das cuenta ya has enderezado el coche con un contravolanteo. Pues eso es. Eso es mirarte. Eso es que me mires. Eso son tus ojos. Sentir que se me va de las manos cada vez que te acercas. Sentir que me pierdo cada vez que estás cerca. Una batalla perdida contra tu mirada. Una guerra que acaba en tu cama y en la que sea quién sea quién antes se pierda salimos ganando los dos. Ganando ganas el uno del otro. Perdiendo el juicio y la noción del tiempo. Siendo nosotros mismos.
Yo sigo bajo el control de tus ojos, tú sigues ganando la batalla. Yo sigo perdiéndome en ti. Tú sigues encontrándome, allí donde siempre me pierdo. En tus ojos, en tu mirada. En ti perdida. En ti entregada; en cuerpo y alma.

15 enero, 2014

Ven, siéntate a mi lado

Qué me vas a contar.. Yo también he sentido como me hundía dentro de un pozo imaginario al que me habían tirado antes, hasta cuando las cosas me han ido bien. Parece mentira, ¿no? No es la primera vez que te sientes así, pero eres incapaz de darte cuenta de lo que hay detrás de esa inseguridad. Jode no poder disfrutar de los buenos momentos como se quisiera.
¿Qué te crees? ¿Que yo no tengo miedo?
No te lo tomes como frase hecha, tómatelo como realidad; eres lo mejor que me ha pasado nunca. Estas sensaciones que tú me provocas no sabía que existían hasta que apareciste tú. Una sonrisa jamás había tenido tanto efecto en mí. ¿Sonreír por un motivo? ¿Por uno? Contigo es imposible que haya un solo motivo por el que sonreír, porque van uno detrás de otro. Y sí, todo es muy bonito siempre solo al principio, pero algo me dice que lo nuestro siempre va a ser un solo principio. Ni cuentos, ni películas, ni dramas, ni novelas. Es nuestra propia historia. Nuestro propio principio.
Suena bien, ¿a que sí?
Escucha; yo tampoco quiero que salgan mal las cosas. Yo tampoco quiero volver a caer ni tampoco quiero ilusionarme poco a poco y desilusionarme de repente. No quiero que de un día para otro pasemos de ser uno a ser dos, desconocidos. No quiero que me digas: ¿te acuerdas cuando..? Porque no te quiero en recuerdo, te quiero en presente; ahora y siempre. Yo tampoco quiero ponernos en duda. Yo tampoco quiero perderte. Pero dime, ¿hay motivos por los que creer que va a salir mal?
Que ya lo sé. Que es tener la sensación de ahogo estando en el puto arrecife más grande que hayas podido pisar nunca. ¿Por qué? Pues porque siempre ha habido una ola más fuerte que tú y te ha tirado al agua sin salvavidas, pero esta vez la marea no alcanza. Esta vez estás a salvo. Esta vez es de verdad. Esta vez estás conmigo, esta vez estoy contigo, esta vez estamos juntos.

06 enero, 2014

Contigo

Se me llena la sonrisa con su mirada y el corazón con su sonrisa. Cómo no quererle de tal manera, si cuando siento frío y soledad es el único calor y compañía que quiero sentir.
Entre sus brazos estoy segura; segura de todo riesgo, y segura de querer estar dónde estoy. Con él. Qué pedir, más que nada. Qué me falta, menos que todo.
No corramos. No queramos correr. Corre en quererme, pero no te canses nunca.
Dame de ti tus besos, y yo me encargo del resto. Sonrisas y lágrimas serán testigos de esto tan nuestro, pero más testigos seremos nosotros de hacerlo eterno.
Abrázame otra vez más. Esta vez no tengo frío, pero me gusta sentir tu calor. Tenerte cerca es seguridad. Seguridad y necesidad. Necesidad de estar cerca de ti, seguridad de no dejar que te alejes.
Vamos a perdernos. En un beso, o en dos. En un conjunto infinito de caricias, sí. De esas que iluminan mi carita, de esas que rebotan en tus ojos cuando brillan.
Y tú dirás.. ¿desde cuándo las caricias rebotan? Pero niño... Hace tiempo que las cosas dejaron de ser lo que siempre fueron para ser mejores.