El tiempo pasa, como las personas por tu vida. Pero esque hay algunas que vienen y se van, y otras que vienen y se quedan para siempre.
Lo sé, lo sé. Quién lo diría. Quién nos hubiera imaginado juntos en la misma cama. Quién nos hubiera visualizado en un beso. Ni nosotros mismos nos hubieramos imaginado juntos de la mano por las calles de la ciudad. Enrredándonos bajo tus sábanas, fundiéndonos en uno. Dandonos más prioridad de la que ya poseíamos el uno del otro.
Mío.
Quién se hubiera imaginado que te entregaras a mí. Que te declararan culpable del abuso que haces de mis sonrisas. Ni tú sabías la facilidad que tienes para conseguir hacer que sonría, ni yo sabía que iba a convertirse en algo imprescindible. Como tú.
Me he acostumbrado a ti. A tus sábanas, a tu voz, a tus buenos días, a tus paseos, a tus planes, a tu cama... Puede que pronto, pero te has convertido en el día a día que quiero seguir viviendo, ahora y siempre.
Pronto, sí. Digo pronto, porque es poco lo que he tardado en darme cuenta de que quiero que mi rutina se base en tu sonrisa, y es que no hay nada que valga más que tu sonrisa, pero esque tú, niño... Tú no tienes precio.
Vamos a apostar por soñar, a dejar que el mar nos lleve juntos allí dónde pueda amarte. Vamos a empezar a viajar, a sentir la paz que guarda el mundo cuando comienzo a mirarte.
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30 noviembre, 2013
Pocas cosas son las que se valoran...
19 noviembre, 2013
Siempre tú, siempre en mí
No me hago a la idea de perderte, de haberte perdido. Tan dura, tan fuerte como tú eras..
Me consuela saber que, aunque lo único que me quede sea tu recuerdo, ahora yaces tranquila y contenta. Te lo he visto en la cara. Ya era tu turno de descanso. Tantos años luchando en contra de todo lo que llevabas encima, hasta el final has estado fuerte.
Yo quiero ser como tú. Tan valiente, tan tú como eras. Que cuando todo vaya mal y me pregunten qué tal estoy contestar: Estar estoy, que no es poco. Con la tranquilidad que transmitías.
Que no. Que no me puedo creer que ya no te vaya a ver más sentada en frente del televisor viendo las mismas telenovelas de siempre. Que no me puedo imaginar una mañana de reyes comiendo migas en tu casa sin que estés tú. Que no.
Que ya no me voy a poder burlar de tu nariz, ni voy a poder hacer nada que me haga estar cerca de ti. Pero sí contigo, y es recordarte cada día tal y como has sido. Valiente, luchadora, y cabezona. Muuuuuy cabezona.
Que te lo merecías. Te merecías este descanso como nadie. Y que no te preocupes por nosotros, que vamos a estar bien. Que ya has hecho todo lo que tenías y podías hacer, y nos has dado con un canto en los dientes con tu valentía. Ahora tranquila y disfruta, que aunque tú descanses en paz, tu recuerdo nunca va a dejar de dar guerra.
Y si..?
Los ojos como platos y los pies fríos. Tapada hasta los ojos y respiro aire caliente. Qué bien se está en la cama sino fuera porque no me apetece estar aquí.
Salir. ¿A qué? Ni yo lo sé. Quizá a despejarme, y de paso a perderme. A no escuchar voces que solo traen malas noticias, a no ver caras largas en cada esquina. Quizá sí, quizá. A deshacerme de mis penas, o a huir de ellas con ellas. A hacerme más daño. O a olvidarme del resto. O a cargarme más peso a la espalda, o a dudar de mí otra vez. O a gritar en un silencio creado por la soledad que busco y no encuentro. No sé. Quizá. Solo quizá. Puede que si yo me marcho, ella se quede.
17 noviembre, 2013
Dicen que solo hay que retroceder para coger carrerilla
Un año. ¿Cómo pueden cambiar tanto las cosas en un año? No puedes proponer planes a largo plazo porque no sabes con qué te va a sorprender esa persona que creías considerar amigo.
No sé. Es difícil ver lo que va a venir, no puedes tomar precauciones si eres una persona que te dejas llevar por los sentimientos. Sí, así soy yo. Si me apetece darte un abrazo te lo doy, pero me costará decirte que te quiero. Quizá porque siempre que he querido hacerlo me he llevado una mala respuesta.
Pero al final aprendes. Aunque sea difícil, aprendes a ser cauto con las personas, y aunque a veces te confíes demasiado y te confundas, poco a poco aprendes.
Y a día de hoy, echo la vista atrás y por un lado solo veo desastres y falsos momentos que creí que fueron verdad. Echo la vista atrás y veo terreno pisado, ocupado y completo de experiencias que quizá si no las hubiera vivido ahora no estaría donde estoy. Y aunque no sea en lo más alto, orgullosa me siento del lugar que ocupo, en vuestra vida, y en la mía propia.
Popósitos miles por tener y objetivos por cumplir otros mil. Por eso estoy aquí. Para seguir avanzando. Para que la próxima vez que eche la vista atrás haya más experiencias de las que hubo ayer, más falsedad pisada, dejada atrás. Tengo que seguir avanzando, sin parar. Si me caigo, pues no queda más cojones que levantarse, y si me tropiezo pues, me haré daño, pero aprenderé para la próxima.
Y ahora, desde que has llegado tú y me acompañas en el día a día, fuerzas no me faltan, ganas tampoco. Que contigo todo es tan fácil que la única carrerilla que tengo que coger es la que utilice para subirme a tu espalda. Porque ya no temo. Porque gracias a ti ya no temo a nada. A nada más que a que te marches.
07 noviembre, 2013
Quién eres tú y qué has hecho conmigo
Llegas y pones mi vida patas arriba, o quién sabe si ya estaba antes así. La cosa es que desde que estás cerca de mí todo es diferente.
Tiempo. Ya sé que no crees en los 'para siempre', pero yo puedo demostrarte que existen.Lo sé, es mucho tiempo, pero ¿y qué?¿Para qué voy a querer mi tiempo si no es para pasarlo contigo?
Besos. Infinitos besos. Robados, prestados y compartidos. Todos los que quieras. Ya te pertenecen. Mis labios han dicho que no quieren otros que no sean los tuyos.
Rutina. Sí, vale. ¿A quién le gusta la rutina? Pero si es contigo.. ¿a quién no?
Promesas. ¿De verdad son necesarias? ¿Para qué? Yo para ti, tú para mí; no hay más.
Sonrisas. Días, tardes y noches sonriendo por y para ti. Por ti; por ser el culpable de que esté más tiempo visible que oculta. Para ti; porque no te mereces menos.
En fin.. Son pocas de las tantas cosas que estás haciendo más tuyas que mías. ¿Por qué? Pregúntatelo a ti mismo; al tiempo que me dedicas, a los besos que me das, a la rutina que me ofreces, a las promesas que mantienes y a las sonrisas que provocas.